Por María Teresa Saldías Morales, Directora Ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile
El desafío —y también la invitación— es transformar esta plataforma en una conexión duradera. Una que permita consolidar la presencia de Chile en Japón y en Asia, con una imagen país alineada con nuestros valores y capacidades.
La imagen que Chile proyecta internacionalmente se construye día a día, pero hay momentos clave que ofrecen oportunidades únicas para consolidarla. Uno de ellos es la Expo Osaka 2025, que reunirá durante seis meses a más de 28 millones de visitantes y permitirá que 160 países muestren al mundo su identidad, visión y propuestas. Chile es parte de esta instancia con una participación diseñada para reflejar lo que somos, cómo trabajamos y qué ofrecemos desde donde comienza el mundo.
Nuestra presencia en Japón adquiere especial relevancia. Con este país compartimos más de 127 años de relaciones diplomáticas y una visión común basada en la democracia, el libre comercio, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Sin embargo, la distancia geográfica sigue siendo un desafío: aún es necesario fortalecer el conocimiento y la percepción de Chile en la sociedad japonesa.
Los recientes resultados del Anholt Nation Brands Index – connotado estudio internacional en marcas país – demuestran que Chile ha mejorado su reputación y familiaridad en Japón en comparación con el promedio global. Escalamos cinco posiciones en el ranking de familiaridad y tres en el de reputación, lo que indica un creciente interés por nuestro país. Además, nuestros mayores avances en Japón se vinculan a dimensiones clave como turismo, cultura, exportaciones e inversiones. Estos datos son una señal positiva, pero también un llamado a seguir proyectando a Chile con mayor fuerza en este mercado.
El pabellón de Chile en Osaka, llamado “Makün”, no sólo es un espacio para mostrar los atributos de nuestro país, será un puente simbólico y real entre Chile y Japón. A través de semanas temáticas que abordarán desde la astronomía hasta el hidrógeno verde, desde la economía circular hasta la cultura y la igualdad de género, mostraremos cómo, desde el sur del mundo, aportamos con soluciones, talento y visión de futuro.
El desafío —y también la invitación— es transformar esta plataforma en una conexión duradera. Una que permita consolidar la presencia de Chile en Japón y en Asia, con una imagen país alineada con nuestros valores y capacidades. Porque la imagen de Chile la construimos entre todos, y la Expo Osaka 2025 es una oportunidad única para hacerlo bien, con impacto y proyección.
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