Junio 13, 2025 #Chile Diverso #Cultura #Entrevistas #Marca Chile

Tomás Alzamora: “Contar historias desde el territorio es muy relevante”

El director reflexiona sobre el éxito de "Denominación de Origen" y el valor de contar historias ligadas al territorio y la identidad chilena.

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Entrevista director chileno Tomás Alzamora

El director de Denominación de Origen nos habla sobre el filme que conquistó al público nacional e internacional al poner en el centro del debate la pertenencia de un alimento tradicional como la longaniza, reafirmando el valor del cine chileno territorial como una herramienta para visibilizar identidades locales.

Además, reflexiona sobre el valor de rescatar identidades locales y proyectarlas al mundo desde una mirada auténtica y con sentido de territorio.

¿Cómo has percibido la reacción del público chileno frente a “Denominación de Origen”? ¿A qué crees que se debe este fenómeno?

El público chileno ha reaccionado de una manera tremendamente positiva. Nunca lo esperamos. Ha sido una reacción muy calurosa, de mucho cariño y también de mucha euforia, que me da la sensación de que hacía falta algo así, que llegó a refrescar el cine chileno, conectó muy bien con nuestra comunidad, con nuestro pueblo.

Creo que son varios elementos los que explican el éxito. Tiene un lenguaje audiovisual muy cercano, una forma lúdica y realista de mostrar la realidad, basada en el error y en la imperfección. Otra cosa es que el elenco son personas reales; no hay grandes talentos ni actores conocidos, sino gente que uno se podría encontrar en la calle. El humor conecta, porque como chilenos somos alegres y siempre necesitamos un poco de eso.

Finalmente, la temática y la historia giran en torno a un alimento muy transversal, la longaniza, que ha estado en todas nuestras mesas.

¿Qué importancia tiene para ti contar historias profundamente ligadas a territorios específicos como San Carlos?

Contar historias desde el territorio es muy relevante, porque permite visibilizar bellezas y bondades que muchas veces no están al alcance. La película muestra, difunde y visibiliza cómo los vecinos y vecinas se organizan en territorios marginados.

Esa es una realidad que aún existe en el Chile profundo. Levantar esas voces es importante, porque siempre vemos las riquezas de las capitales regionales, pero hay muchas riquezas a la sombra, que son igual o más valiosas.

Por otro lado, exhibe la denominación de origen de los chupalleros de Ninhue, un oficio artesanal tradicional y Los Ángeles Negros, una banda que fue sensación en los años 70. También, muestra el arroz más austral del mundo y, finalmente, se puede descubrir el lugar de origen de nuestra gran folclorista, Violeta Parra.

¿Cuál fue el mayor desafío y la mayor recompensa de trabajar con actores naturales de la zona? ¿Cómo influyó eso en la autenticidad del relato?

El mayor desafío es no tener mucho control sobre lo que va a pasar y que los actores pudieran resistir el proceso de filmación, que es muy agotador: estar 11 horas diarias grabando, repitiendo durante tres semanas. Tenía un poco de miedo de que no resistieran y no disfrutaran el proceso.

Una vez que comenzamos a avanzar, descubrí que también era una riqueza no conocer del todo la aventura. Los actores no tenían acceso al guión, solo conocían los puntos narrativos e improvisaban, lo que permitía co-crear escenas que jamás habría imaginado solo. Esto aportó una autenticidad única al relato.

Has elegido el formato de un documental que mezcla ficción y realidad. ¿Qué te motivó a usar ese enfoque?

El lenguaje escogido en esta película básicamente fue para encontrar un sistema que nos acomodara y que nos diera un poco más de libertad. Mi primera película, “La mentirita blanca”, me dejó un poquito agotado. Entonces, luego de eso, agarré la cámara de cinta de mi mamá y me puse a filmar y a entrevistar gente en mi pueblo, empecé a sacar inserts y ahí encontré una libertad, un juego.

De Chile al mundo

Denominación de origen ha sido reconocida internacionalmente, ¿crees que este tipo de historias pueden acercar a audiencias globales a la idiosincrasia chilena?

De todas maneras, es lindo ver cómo se mezclan dos cosas: una historia muy particular, pero que al mismo tiempo, sucede algún efecto inverso que también las hace muy globales.

Por ejemplo, nos pasó en Argentina, en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, donde obtuvimos el premio a Mejor Director. Ahí, se nos acercaban los argentinos y nos decían: “che, estos también somos nosotros. Estamos discutiendo aquí al lado (con Uruguay) de dónde es el dulce de leche, el alfajor, etc.”.

Además, me inspiré en esta película porque tuve la posibilidad de vivir en Francia, donde son luchadores respecto a su identidad y la protegen. En un momento, la Unión Europea les quería imponer la pasteurización de todos sus quesos y el movimiento fue tal que dijeron: “no se va a pasteurizar porque nuestro queso es así, estas son nuestras reglas”, y lo lograron.

En la película muestran también la Marca Chile. ¿Por qué crees que es importante que se conozca el origen de los productos chilenos y qué impacto puede tener eso en los distintos territorios y su identidad?

Creo que la denominación de origen como tal es un símbolo, un proceso de unión. Obtener una denominación de origen requiere varios pasos y, sobre todo, ponerle atención y valor a nuestra riqueza y bondad. Entonces creo que es súper lindo también la preservación, darle el valor que realmente merecen un montón de cosas maravillosas que tenemos en nuestro territorio.

Así que creo que el sello de origen nos ayuda a poner en valor y también a que, cuando tengan la posibilidad de exportar, cuenten con un sello de calidad, de origen, de patrimonio que los respalde, y, ojalá, que esto mismo ayude a potenciar sus ventas y su promoción en el mundo.

Finalmente, proyectándose en el futuro, ¿qué aprendizaje deja esta experiencia para futuras producciones que quieran promover la diversidad local o contribuir a una imagen país desde el cine?

Creo que la invitación y el aprendizaje, es a salir de nuestro escritorio. A veces creemos que son súper ideas, pero, en algunos casos, las historias ya están, ya existen. Para eso tenemos que salir más a los territorios, conocer nuestro Chile, meternos en las profundidades. Me gustaría poder tener más tiempo para conocer el país, las salitreras, la patagonia, Chiloé, etc.

La otra reflexión que tengo, es que hay que ser muy honesto y conectar con lo que uno realmente quiere, ser transparente y no caer en este juego que a veces invade a la sociedad chilena, que es ser aspiracional e intentar ser otros.

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